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LA POLÍTICA AGRÍCOLA COMÚN

El origen de la política agrícola común (PAC) se remonta a los comienzos de la integración europea, cuando los Estados miembros acometían la reestructuración y el incremento de su producción alimentaria, dañada por la Segunda Guerra Mundial.

La política agrícola común (PAC) es una política común a todos los estados miembros de la Unión Europea. Se gestiona y financia a escala europea con todos los recursos del presupuesto anual de la UE.

La PAC garantiza un suministro estable de alimentos asequibles y de calidad para los 500 millones de ciudadanos de la Unión Europea, así como un volumen sustancial de exportaciones. Además, tiene un rol fundamental en la salvaguarda del futuro de las comunidades rurales, los pueblos y las ciudades, la biodiversidad, el paisaje y la calidad del suelo.

Tras una reforma radical en 2013 con el fin de ser más justa, más ecológica, más eficiente y más innovadora, la PAC sigue teniendo una importancia clave, ya que contribuye a un crecimiento más sostenible e inclusivo, objetivos clave de la Estrategia Europa 2020 de la Unión.

La política agrícola común de la UE cumple muchos objetivos:

  • ayuda a los agricultores a producir suficientes alimentos para Europa
  • garantiza que los alimentos sean seguros (por ejemplo, a través de la trazabilidad)
  • protege a los agricultores de la excesiva volatilidad de precios y de las crisis de mercado
  • les ayuda a invertir en la modernización de sus explotaciones
  • mantiene comunidades rurales viables, con economías diversificadas
  • crea y mantiene puestos de trabajo en la industria alimentaria
  • protege el medio ambiente y el bienestar de los animales.

Cambios en la política agrícola

La política agrícola de la UE ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas para ayudar a los agricultores a hacer frente a nuevos retos y adaptarse a la evolución de las actitudes ciudadanas. Las sucesivas reformas han llevado a los agricultores a basar su producción en la demanda del mercado y no en las decisiones venidas de Bruselas.

Las reformas más recientes (2013) inclinaron las prioridades hacia:

  • las prácticas agrarias más sostenibles
  • la investigación y la divulgación de los conocimientos
  • un sistema más justo de ayudas a los agricultores
  • una posición más fuerte de los agricultores en la cadena alimentaria.

Otras metas importantes son:

  • Ayudar a los consumidores a elegir sus alimentos con conocimiento de causa gracias a sistemas de etiquetado de calidad de la UE que, al indicar el origen geográfico y el uso de ingredientes o métodos tradicionales (incluida la producción ecológica) también hacen que los productos agrícolas europeos sean competitivos en los mercados mundiales.
  • Fomentar la innovación en la agricultura y la transformación de alimentos, con la ayuda de proyectos de investigación europeos, para incrementar la productividad y reducir el impacto medioambiental (aprovechando, por ejemplo, los subproductos y los residuos de las cosechas para producir energía).
  • Impulsar las relaciones comerciales justas con los países en desarrollo, suspendiendo las subvenciones a las exportaciones de productos agrícolas europeos y facilitando las exportaciones con destino a la UE desde esos países.

Retos futuros

La producción mundial de alimentos deberá duplicarse de aquí a 2050 para hacer frente al crecimiento de la población y al aumento del consumo de productos animales entre las personas que cuentan con más medios. Además, habrá que abordar las repercusiones del cambio climático (pérdida de biodiversidad, deterioro de la calidad del suelo y del agua, etc.)

Nuestra política consiste en asesorar a los agricultores sobre la inversión y la innovación necesarias para realizar esas tareas.

Financiación de la agricultura europea

La política agrícola es uno de los ámbitos en los que los países de la UE aceptaron centralizar plenamente sus competencias, además de la financiación pública necesaria. Por lo tanto, las decisiones y las ayudas no están en manos de cada país, sino que son responsabilidad de la UE en su conjunto.

El porcentaje del gasto agrícola en el presupuesto de la UE ha descendido drásticamente: tuvo un máximo histórico de casi el 70% en los años setenta, pero ronda el 38% en nuestros días. Esto refleja tanto el aumento de las competencias de la UE en otros sectores como el ahorro derivado de las reformas (por ejemplo, desde 2004 la UE ha acogido a trece nuevos países miembros sin aumentar el gasto agrícola).

Puede leer más información sobre la PAC en la publicación Agricultura (descargable aquí)

Página web sobre Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión.

 

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