El cuarto objetivo de la Comisión Europea del Presidente Juncker es conseguir un mercado interior más justo y más profundo.
Se pretende aprovechar la fortaleza del mercado único para mantener y reforzar una base industrial sólida y de alto rendimiento para el mercado interior. Aunque los servicios sean el sector de mayor peso en las economías de la Unión, es arriesgado creer que el crecimiento en Europa podrá basarse exclusivamente en ellos.
El mercado interior europeo es muy avanzado y pionero en tiempos de tanta globalización, pero aún queda mucho potencial por explorar. Se puede mejorar el mercado interior de bienes y servicios y convertirlo en una plataforma de lanzamiento para que la industria y las empresas europeas prosperen en la economía mundial.
Una buena base industrial sólida y de alto rendimiento para el mercado interior implica restaurar el peso de la industria en el PIB de la UE, de menos del 16 % en la actualidad hasta el 20 % de aquí a 2020. Así Europa mantendría su liderazgo mundial en sectores industriales estratégicos con puestos de trabajo de calidad, como en los sectores automovilístico, aeronáutico, de la ingeniería, espacial, químico y farmacéutico.
Para lograr aumentar de forma significativa el peso de la industria en el PIB de la UE, se plantea invertir en nuevas tecnologías, mejorar el caldo de cultivo empresarial, facilitar el acceso a los mercados y a la financiación —en particular, para las PYME— y adecuar la formación de los trabajadores a estas industrias.
Para poner en marcha todas estas medidas, se debe acabar con las dificultades del sector bancario y estimular la inversión privada: controles más estrictos sobre los bancos a través del Mecanismo Único de Supervisión y el Mecanismo Único de Resolución con un Fondo Único de Resolución. Actualmente se está trabajando para que se apliquen las nuevas normas de supervisión y resolución financieras, reforzando la solidez de los bancos europeos para que, entre otras muchas cosas, puedan volver a conceder préstamos a la economía real. Con el tiempo, esto podría propiciar en una Unión de los Mercados de Capitales.
Además de reforzar la regulación bancaria, para mejorar la financiación de nuestra economía, también se propondrán medidas de control e integración para los mercados de capitales. Con ello disminuiría el coste de atraer capital, especialmente para las PYMEs, y se reduciría la elevadísima dependencia de la financiación bancaria. Así se incrementaría en general el atractivo de Europa como destino de la inversión.
Por otro lado, la libre circulación de trabajadores es uno de los pilares clásicos del mercado interior. No obstante, tras los efectos de la crisis en el mercado de trabajo, se debe hacer un esfuerzo por considerar esta la libre circulación como una oportunidad económica, no como una amenaza para los trabajadores nacionales de cada Estado miembro. Por lo tanto, se está trabajando para fomentar la movilidad laboral internacional, especialmente en ámbitos en los que se registren vacantes persistentes y desajustes en las cualificaciones.
De forma paralela, y sin dejar de reconocer la competencia de los Estados miembros sobre sus sistemas fiscales, se intenta promover la intensificación de la lucha contra la evasión de impuestos y el fraude fiscal. En particular, el Presidente Jucnker considera muy estratégico impulsar la cooperación administrativa entre las autoridades fiscales y adoptar, a nivel de la UE, un impuesto de sociedades y un impuesto sobre las transacciones financieras comunes.
Estas son las medidas europeas que ayudarán a seguir eliminando barreras administrativas y ayudar a los ciudadanos y las empresas a sacar el máximo partido del mercado único. Así se impulsará cada vez más el concepto de asociación con los Estados miembros y entre ellos, incluyendo revisiones e intercambios de buenas prácticas y, en el futuro, el mercado único europeo se desarrollará para aprovechar todo un potencial no explotado como motor de crecimiento.