Los Estados miembros de la UE, desde el Tratado de Lisboa, desarrollan una Política Exterior y de Seguridad Común. El objetivo de la Política Común de Seguridad y Defensa es reforzar la acción exterior de la UE mediante el desarrollo de sus capacidades civiles y militares en la prevención de los conflictos y la gestión de las crisis. No obstante, la crisis de Ucrania y la preocupante situación de Oriente Medio ponen de manifiesto la importancia de que la Unión Europea adopte una política más fuerte en política exterior.
Es por esto que la Comisión Europea del Presidente Juncker ha establecido en su plan de 10 prioridades que la Unión Europea se convierta en un actor más potente en el escenario mundial.
Se necesitan mecanismos que nos permitan anticipar los acontecimientos para ganar tiempo a la hora de buscar soluciones y respuestas en común. Entre las propuestas de la Comisión Europea de Juncker se encuentra aprovechar los instrumentos al servicio de la acción exterior de Europa para poner en común todos los recursos de los Estados miembros y ser más eficientes. Asimismo se propone que la política comercial, la ayuda al desarrollo, la participación en las instituciones financieras internacionales y la política de vecindad de la UE se combinen y activen juntos.
El Tratado de Lisboa contempla la posibilidad de que los Estados miembros pongan en común sus capacidades de defensa de forma permanente. Esto significa que los Estados miembros pueden emprender misiones conjuntas de la UE en zonas en crisis cuando sea necesario. Los Estados miembros deberán, además, crear nuevas sinergias en los contratos públicos de defensa.
Como parte de la construcción de una Europa más fuerte en seguridad y defensa, y teniendo en cuenta la época de escasez de recursos por la que atravesamos, se trabaja para evitar duplicidades en el gasto público en defensa. Actualmente, más del 80 % de las inversiones de este tipo en la UE sigue gastándose en el ámbito nacional; de modo que aumentar la cooperación e integrar los quipos y sistemas tiene aún mucho potencial para ser más eficientes en cuanto a, entre otras muchas cosas, el gasto.
El cometido de la Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de Europa, también conocida como alto representante, jefe de la diplomacia europea o ministra de Asuntos Exteriores de la Unión, Federica Mogherini, es actuar de manera resolutiva para coordinar las herramientas nacionales y europeas y todos los recursos de que dispone la Comisión. De forma paralela, la Comisaria de Asuntos Exteriores se coordina con los comisarios europeos responsables de Comercio, Desarrollo y Ayuda Humanitaria y Política de Vecindad.
Por lo que respecta a la ampliaciones, tanto la ciudadanía y como la operativa de la Unión tienen que digerir la adhesión de trece Estados miembros en los últimos diez años, de modo que no se producirán nuevas ampliaciones en los próximos cinco años. Al menos, hasta que no se consoliden los logros obtenidos por los 28.
No obstante, las negociaciones en curso continúan y se anima a algunos países, particularmente los de los Balcanes Occidentales, a continuar con su perspectiva europea. También se busca estrechar la cooperación, asociación y colaboración con países vecinos por el Este como Moldavia o Ucrania, a fin de reforzar los lazos económicos y políticos.
La Unión Europa es esencialmente una «potencia suave» en el escenario mundial de la actualidad, y ni las más sólidas de las potencias de la Unión pueden funcionar por su cuenta a largo plazo sin algunas capacidades de defensa integradas. Todavía queda, en ese sentido, mucho camino por recorrer.