La Unión Europea comprende 24 lenguas oficiales y más de 60 lenguas habladas determinadas regiones. Todas ellas forman parte de nuestro patrimonio cultural. En los fundamentos de la Unión Europea se expresa el respeto y compromiso con la diversidad lingüística en documentos tan relevantes como los siguientes:
- Artículo 22 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE («La Unión respeta la diversidad cultural, religiosa y lingüística«)
- Artículo 3 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea («La Unión respetará la riqueza de su diversidad cultural y lingüística y velará por la conservación y el desarrollo del patrimonio cultural europeo«).
Las lenguas difieren en su status legal y político. La distinción más categórica que podemos hacer es la de lengua oficial respecto de lengua no oficial. Entre las lenguas no oficiales es posible encontrar varias categorías:
- Lenguas que no son lenguas oficiales del Estado pero son cooficiales en un territorio (como es el caso del catalán y el vascuence en España o del faroe en Dinamarca)
- Lenguas que sin ser cooficiales reciben protección del Estado, como son el galés en el Reino Unido o el frisón en Holanda.
- Lenguas que no reciben ningún tipo de protección y simplemente existen (el bretón francés).
Entre las más de 80 lenguas habladas en la Unión Europea, no todas tienen el mismo volumen de hablantes; desde 90 millones de germano-parlantes a 25 mil esquimales que se comunican en sami.
Todos los años se celebra el Día Europeo de las Lenguas el 26 de septiembre. La Unión Europea, el Consejo de Europa y el Centro Europeo de Lenguas Modernas se suman a organizaciones especializadas y ciudadanos de todo el territorio para fomentar la diversidad lingüística y el aprendizaje de idiomas.
El funcionamiento lingüístico de la Unión Europea dista mucho del de otras organizaciones internacionales, donde se hace una clara distinción entre lenguas oficiales y lenguas de trabajo. En la Unión Europea todas las lenguas oficiales de los países integrantes son a la vez lenguas oficiales y lenguas de trabajo.
Inicialmente, estas lenguas eran el francés, el alemán, el neerlandés y el italiano. A lo largo de las ampliaciones se ha mantenido esta norma, dando un resultado de 20 lenguas oficiales y de trabajo que son: alemán, francés, inglés, danés, neerlandés, español, italiano, griego, portugués, sueco, eslovaco, esloveno, estoniano, húngaro, letón, lituano, polaco, checo y maltés.
Por ejemplo, cualquier propuesta a la Comisión Europea se formulará en una lengua oficial que será la lengua principal de su tramitación. Tanto la propuesta como las redacciones parciales serán traducidas a todas las lenguas oficiales, mientras que la actividad interna de la Comisión se realizara en inglés o francés. Para las lenguas cooficiales sòlo se traducen los documentos fundamentales.
En reuniones externas como pueden ser los encuentros entre representantes de sectores privados y de la Comisión, se utiliza la lengua más conocida por la mayoría de los asistentes.
El resto de los organismos de la Unión generalmente tienen lenguas de trabajo más definidas:
- El Tribunal de Justicia utiliza en cada proceso la lengua propia del Estado o del ciudadano que lo inició, pero la lengua básica de funcionamiento es el francés.
- El Tribunal de Cuentas trabaja en francés, inglés y en alemán.
- El Boureau de Patentes trabaja en francés, inglés, alemán, español e italiano.
- El Banco Central Europeo trabaja exclusivamente en inglés
La comunicación a gran escala es un asunto de máxima prioridad en la Unión Europea. Es por eso que los documentos oficiales y la información de carácter general se ofrecen en todas las lenguas oficiales de la Unión.
“Para el funcionamiento de la Comisión la comunicación a escala europea es una prioridad. Los documentos oficiales y la información de carácter general sobre la Unión se presentan en las once lenguas oficiales de la Unión, de modo que todos los ciudadanos tengan acceso a la información que les afecta directamente. Todo ciudadano tiene derecho a dirigirse a la Comisión en su lengua materna. Como microcosmo que es del conjunto de la Unión la comisión cuenta con hablantes nativos de todas las lenguas oficiales y de otras. Dado que no es realista esperar que cada funcionario hable todas las lenguas tiene que haber un compromiso. En la Comisión y a efectos prácticos la documentación interna se produce normalmente en tres lenguas: inglés, francés y alemán. Es frecuente que cada funcionario hable por lo menos una de ellas y son las lenguas utilizadas normalmente en las reuniones internas.” Al servicio del ciudadano europeo – Publicación de la Comisión Europea 2003 (ISBN 92-894-4011-2)
La finalidad de la política lingüística de la UE es promover la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras en la Unión. La Comisión ha puesto en funcionamiento iniciativas para fomentar la enseñanza de lenguas extranjeras, entendiendo por lenguas extranjeras las lenguas oficiales de otros países de la propia Unión. En la actualidad estas iniciativas se agrupan en el programa Sócrates (con subprogramas como el Lingua), el Leonardo (dedicado a la enseñanza profesional) y el Erasmus (que promueve la movilidad de los estudiantes universitarios).
Es gracias a estas iniciativas que cada año decenas de miles de profesores y escolares pasan una temporada en contacto con otra lengua. Se considera que el conocimiento de lenguas extranjeras es una de las capacidades básicas que ha de poseer todo ciudadano de la UE para aumentar ejercer plenamente el derecho a la libre circulación de personas. Es por eso, que la UE ha fijado el objetivo de que todos los ciudadanos dominen dos idiomas además de su lengua materna.
Asimismo, el marco estratégico «Educación y Formación 2020» no solo establece la prioridad del aprendizaje de idiomas, si no que incluye la mediación y el entendimiento intercultural como materias clave en el futuro de una ecuación de calidad.